Un Dios Enormemente Violento

Muchos dicen que la mejor forma de volverse ateo es leer la Biblia, y, por lo que veremos a continuación, eso parece tener mucho fundamento. Es que el Dios bíblico ha perpetrado tantos millones de muertes (como lo relata el propio "texto sagrado") que resulta prácticamente imposible leerlo sin sentir estupefacción, asombro y rechazo ante tanta violencia y maldad.

El texto y la tabla que siguen son apenas la parte inicial de una detallada e interesantísima investigación que sobre el tema elaboró hace algunos años la página web Ateoyagnostico.com, en la cual se puede ver muchos más detalles al respecto:

Personas asesinadas por Dios en la Biblia (tabla con la lista completa y la estimación total)

Publicado el 25 julio, 2010 por ateoyagnostico

¿Cuantas personas han sido asesinadas por Dios? Eso es lo que nos mostrará la siguiente tabla. La tabla esta dividida en cuatro columnas:

• Eventos bíblicos: el nombre de los sucesos acontecidos.
• Referencia de las escrituras: Los versículos que relatan el suceso.
• Número bíblico: El número de asesinatos dados en la biblia.
• Número estimado: El número estimado de asesinados realmente.

Así las cosas, no parece nada correcto, honesto ni justo alabar, seguir, admirar o amar a un personaje que ha desatado su furia de una manera tan reprobable, violenta e indiscriminada, simplemente porque le molestó que los seres que él mismo creó le desobedecieron, actuaron de una determinada forma, no siguieron al pie de la letra sus mandatos e instrucciones o no lo alabaron. Parece mucho más sensato alejarse todo lo posible de alguien así, incapaz de ser tolerante, o de entender o perdonar las flaquezas humanas.

Claro, todo eso suponiendo que Dios existiera. Pero la evidencia de hoy y de siempre nos dice que en realidad no existe, y por ende todas las muertes aquí mencionadas, de haber ocurrido, fueron simplemente efecto de acciones humanas, de fenómenos naturales o de pestes y enfermedades, que luego fanatizados personajes de la antigüedad le fueron atribuyendo, en forma de "castigos divinos", a ese ser sobrenatural.