jueves, 26 de diciembre de 2019

Ni Magia ni Dioses, sino Simple Astronomía

Muy probablemente, un fenómeno tan espectacular como el que hoy se vio en el sur de Asia, en épocas remotas habría dado lugar a todo tipo de interpretaciones, conjeturas y predicciones entre los seres humanos que lo contemplaban, asombrados y con mucho miedo.


Es que casi con seguridad tendría que haber sido una señal de los dioses, probablemente enojados por su comportamiento, y por ende anunciando algo malo, como una sequía, un terremoto, una inundación, una peste o algo igual o peor de grave.

Hasta que llegó la ciencia, y en base a la simple observación y análisis de las cosas, y al estudio y a la elaboración de fórmulas matemáticas, fue encontrando la explicación a cada uno de esos "hechos mágicos", descubriendo que detrás de ellos no existe ninguna mano divina castigando nada, sino simplemente leyes físicas, químicas y astronómicas, que actúan totalmente al margen de lo que hagan los hombres, y que llevan, por ejemplo, a que cada cierto tiempo la Luna se interponga entre la Tierra y el Sol y dé lugar a distintos tipos de eclipse solar, como el anular de esta bella imagen.

La astronomía ha estudiado de tal manera el movimiento de los tres astros que sabe perfectamente qué día y a qué hora, y en qué lugares de nuestro planeta, será observable el siguiente eclipse. Gracias a la ciencia, se acabó la creencia en la magia y el temor infundado que resultaba de ello.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Miles de Cristos

Si fuera cierta la afirmación de que Dios envió a la Tierra a su hijo único (Jesucristo) para que redimiera a la humanidad de sus pecados, también tendría que haberlo enviado a otros miles de planetas en los cuales sin duda existe vida inteligente, para que hiciera lo propio, redimiendo los pecados de sus respectivos habitantes, todos los cuales sin duda también serían hijos suyos. Salvo que se pensara que el ser humano fuera el único que incurrió en "pecado".

Y dado que esos seres de otros planetas sin duda tienen las formas más inimaginables, muy distintas a la humana, ese hijo de Dios tendría que habérseles aparecido adoptando esa peculiar fisonomía, tal como (según el relato bíblico) hizo en la Tierra, donde apareció bajo la forma humana. Es decir, Cristo tendría que haber aparecido en miles de planetas, y en cada una de ellos con un aspecto físico distinto, a imagen y semejanza de los seres a redimir. No tendría sentido enviarles un redentor con forma humana, tal como el que se muestra en las imágenes religiosas.

domingo, 8 de diciembre de 2019

La Cuna, un Simple Punto de Partida para ir Más Allá

Las que siguen fueron las sabias palabras de este gran científico ruso, pionero de la astronáutica de su país, que vivió entre 1857 y 1935, mucho antes del inicio de la era espacial.

Efectivamente, el ser humano siempre se ha caracterizado por su afán de descubrir nuevas cosas, que luego han demostrado ser fundamentales para su existencia.

Además, nadie asegura que la Tierra esté exenta para siempre de algún evento espacial de nivel catastrófico, como el impacto de un asteroide o un cometa, por lo que intentar establecerse en otros planetas o sus satélites podría significar la supervivencia de parte de nuestra especie.

En ese marco de cosas, la exploración espacial es un paso lógico, como los que ya se viene dando a través de múltiples proyectos, públicos y privados, nacionales e internacionales.