sábado, 17 de noviembre de 2018

La Naturaleza y el Origen de los Dioses

Cuando el hombre de los tiempos iniciales se sintió sobrecogido y aterrado por la tremenda potencia destructora de los fenómenos naturales, inventó a los dioses, identificándolos con esas terribles fuerzas que fácilmente podían provocarle la muerte.


Así aparecieron los dioses del mar, del trueno, del viento, del fuego, y muchos más. De esa manera, y habiéndoles atribuido personalidades casi humanas, podía intentar apaciguarlos, rindiéndoles pleitesía o implorándoles clemencia. Y podía sentirse más confortado y tranquilo.

Tal situación era entendible, teniendo en cuenta lo impresionantes que pueden ser dichos fenómenos, por ejemplo los rayos, que a la par de su espectacularidad iluminando el cielo van acompañados de potentes truenos que hacen retumbar todo el entorno.

Así ocurrió durante siglos y milenios, hasta que la investigación descubrió que esas supuestas manifestaciones de dioses enojados por las conductas humanas no eran otra cosa que fenómenos naturales totalmente explicables por ciencias como la física o la química.

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