Con nuestros sentidos que operan en un mundo de tres dimensiones (largo, ancho y alto) no podemos imaginar un mundo de cuatro dimensiones, pero sí podemos deducirlo y pensar en él.
Así lo explica Carl Sagan con este bello ejemplo, acerca de cómo en un mundo bidimensional, de únicamente largo y ancho, se puede pensar en uno con una tercera dimensión (alto).
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