Ser ateo no significa ser no creyente, pues se puede creer en muchas cosas, como la bondad, las buenas intenciones de las personas, la generosidad, la honestidad, el amor al prójimo, el afán de superación, el trabajo honrado, la solidaridad, los valores, el respeto, el civismo, y, en general, la confianza en que podemos construir un mundo cada vez mejor.
Ser ateo simplemente significa no creer en Dios (en ninguna de sus variantes). El término "no creyente" es inadecuado y tendencioso, pues no refleja lo que realmente acontece, y lleva a pensar que los ateos son personas vacías, lo cual es totalmente falso.
No se necesita creer en Dios ni practicar ninguna religión para tener esos y muchos otros valores y virtudes.
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