Los milagros (sucesos extraordinarios y maravillosos) no son resultado, en el aspecto médico, de las invocaciones o plegarias, sino de la investigación y el avance tecnológico. Aquí un ejemplo, en la lucha contra el Parkinson. La ciencia no deja de avanzar y hacer cosas cada vez más fabulosas.
El cuerpo del ser humano, como el de cualquier ser vivo resultante de un proceso evolutivo largo (de millones de años), complejo y en muchos casos accidentado, tiene fallas congénitas (de nacimiento) o desarrolladas a lo largo de la vida. La ciencia las detecta y las repara. En la antigüedad, debido al escaso conocimiento acerca de su origen y sus procesos, no podía hacer prácticamente nada frente a ellas (y por eso la gente moría hasta con las enfermedades más simples). Pero con el avance de las investigaciones, hoy es capaz de resolver muchísimos casos, en múltiples áreas médicas, razón por la cual la gente vive mucho más y mejor que la de antes. Y en el futuro la cosa será aún más alentadora, pues la ciencia jamás se detiene.
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